La Butibamba

lunes, 5 de noviembre de 2018

LLEGA JÚLIA



Creía que al llegar a la Buti, después de dos años de ausencia, experimentaría una sensación de recuperación de la memoria. Pero no. Fue más bien un reencuentro con un mundo que ya existió, que sigue existiendo y que existirá siempre. La misma calle ordenada, los mismos vecinos, la casa predecible y los mismos plátanos que dan a la playa, secos por el aire marino. Un mundo que, por inmutable, permite olvidarse del ajetreo cotidiano y gozar de no tener nada que hacer durante los días que pasamos aquí. Aunque la jubilación permite, teóricamente, vivir relativizando los problemas, siempre están ahí, existen. Aquí, simplemente, desaparecen. Además, durante varios de estos días hemos celebrado el cumpleaños de Berta y hemos disfrutado de la compañía de toda la familia, especialmente de Júlia, la última incorporación al ecosistema butibambero y cuarta generación que habita Berria. Sorprende que un cuerpo tan pequeño sea capaz de rejuvenecernos, despertando unos sentimientos, especialmente de ternura, que el tiempo había adormilado y arrinconado en los pliegues de la edad.
En la playa sí se producían cambios. El temporal de poniente nos quitaba arena de la playa delante de casa y el de levante, días más tarde, nos la devolvía, ayudado por las palas y las excavadoras del ayuntamiento. Y el mar, además de entretenerse en despistarnos con los temporales, intentaba el asalto a la fortaleza sobrepasando los rompientes del paseo marítimo y salpicándolo de espuma, agua y arena. Incluso consiguió romper la barrera de la senda litoral cerca del chiringuito de Juan.
Ya dentro del mar, este año, las medusas han sido las reinas. Animales estúpidos que, sin motivo alguno, se empeñaban en picarnos todo el rato. Como submarinos transparentes y silenciosos navegaban continuamente bajo el agua en busca de víctimas. Sin haberles hecho nada, se empeñaban en atacarnos cuando, sin haber notado su presencia, nos acercábamos excesivamente a ellas. ¡Qué animales tan poco sociables! Nada que ver con la bandada de patos que este año ha ocupado la desembocadura del arroyo La Cala, convertida en una charca por los temporales.
Y en la calle me he reencontrado con los personajes de Verde y negro. El blog y la novela se conectan y se retroalimentan. Ana y Rafael siguen igual que hace dos años, tan distantes y aparentes como entonces.
A punto de volver, ya en Septiembre, una invasión silenciosa invadía cada mañana la senda litoral. Decenas de jubilados europeos, algunos de ellos con muletas y coches de rueda, la recorría diariamente de punta a punta. Incluso hemos presenciado a una guía turística enseñando a un grupo las calles y chalets de la urbanización. ¡Vivir para ver! Definitivamente, la Buti, a pesar de lo que he dicho al comienzo, siempre asombra.

Septiembre 2018

jueves, 10 de diciembre de 2015

MAR, ARENA, ROCAS

            El mar ha vuelto a invadir, como hace siete años, el paseo marítimo de la Buti. Una tormenta que ha azotado la costa de Málaga hizo que las olas, como una fiera que disputara el territorio a otra, saltara el muro del paseo y se adentrara en algunas calles. El agua, ante el escaso resultado de su ataque, ha optado finalmente por retirarse, quizás a la espera de otro momento en el que, con mayor ímpetu, pueda conseguir su objetivo. 

              
      Cuando ocurrió el ataque ya no estábamos allí, hacía un mes que nos habíamos marchado. La Buti nos había recibido en agosto con una sonrisa, como una amante fiel que espera pacientemente año tras año nuestra llegada. Un séquito de calles nuevas, limpitas y arregladas, como niños clones trajeados para la primera comunión, nos deslumbró a la llegada, asombrándonos: ¡no era posible tanta perfección!. Durante cuarenta días disfrutamos de la playa, tomando el sol por la mañana tumbados en la arena, contemplando la lejanía del mar por la tarde y asombrándonos de su negrura cuando el sol ya se había ido. Y bañándonos mañana y tarde.
           

Entre horas, las caminatas por la senda litoral nos han hecho descubrir una nueva visión de las olas y las rocas. Hasta ahora, andando por la playa, los pies hundidos en la arena, veíamos en horizontal las olas que, pasando entre las rocas, llegaban mansamente a la orilla. Desde las pasarelas de la senda, elevándonos como drones, hemos descubierto un nuevo paisaje: las olas rompiendo en las rocas negras y cubriéndolas de espuma blanca. Hemos sustituido el andar cansino y lento en la arena por la ligereza del paso en el sendero, que nos ha permitido llegar a lugares donde antes no habíamos estado. Afortunadamente, ambos itinerarios son compatibles, aunque el personal se ha decantado masivamente por el sendero, utilizándolo como pista anticolesterol o como paseo social vespertino.
      
       
            La despedida fue fría y rápida, sin mirar atrás, con un adiós que sirvió para cerrar las nostalgias que, agazapadas en la memoria durante el invierno, habían despertado, como cada verano, a la llegada. El viaje de vuelta se hizo más lento pensando en las lluvias del  otoño que estaba al caer.

sábado, 20 de septiembre de 2014

NUEVA SORPRESA

     Que el pavimento y las canalizaciones de las calles de la Butibamba son un desastre y hay que renovarlos es un hecho cierto,. También lo es que algunos de los árboles plantados en sus calles durante estos cincuenta años de existencia de la urbanización están enfermos, pero otros, de diversas especies: ficus, acacias, pinos, palmeras, son hermosos y gozan de buena salud, por lo que habría que conservarlos en su sitio. Los árboles, junto con los edificios, imprimen carácter a las calles y forman parte de la memoria de sus moradores.
    Pero el Ayuntamiento de Mijas no opina así. En las dos primeras calles que ha remodelado ha arrasado con todos los árboles existentes y los ha sustituido por un número claramente inferior de escuálidos plátanos provocadores de alergias que tardarán bastantes años en dar sombra, y no creo que con la uniformidad que tienen lleguen a imprimir carácter a las calles. Un poco de diversidad en el arbolado hubiera sido de agradecer. Mijas será …. inmensa pero su ayuntamiento está demostrando ser provinciano y poco respetuoso con el arbolado de las calles de la Buti.
      Ah! Enhorabuena por hacer peatonales las calles una vez remodeladas, es un auténtico gozo recorrerlas sin la presencia agobiante de los coches.
     Hace dos años cambiaron los nombres de todas las calles, ahora eliminan los árboles ...Siento que están borrando parte de mi memoria. Dejo algunas fotos para el recuerdo.













   









viernes, 7 de febrero de 2014

OTRO VERANO EN LA BUTI

Llegamos a mediodía. La Butibamba sigue igual que siempre, como un gran barco varado en su playa. Una playa que, al contrario que la urbanización, por efectos del mar, sí cambia cada año, dibujando distintos perfiles cada vez. A algunos les deja 2 m. de playa y a otros les regala arena.
 Cada año hay más gente en la playa, y más neveras. Cada día aparecen más personas para pasar el día en la playa, es una forma de disfrutar del verano si no puedes o no tienes dinero para hacer vacaciones. Son efectos de la crisis. Sin embargo, los hijos de los primeros propietarios, y sus hijos, todos clase media acomodada, no parecen afectados por ella, continúan con sus costumbres, aunque a algunos se les ve más el plumero, la crisis ha destapado sus carencias, hábilmente disimuladas en épocas de bonanza.
El aumento de visitantes provoca efectos curiosos. Cuando estoy en el patio, o en la playa, observando el paso de gente por la calle o por la orilla, se produce un intercambio de miradas, ellos me observan a mí y yo a ellos. ¿Quién es el espectador y quién el espectáculo?  Por cierto, hemos tenido que desplazar nuestro asentamiento en la playa a una zona más solitaria, el aumento de visitantes y el empuje del mar hacían especialmente concurrida nuestra zona habitual.
Hay novedades en la playa: duchas y servicios higiénicos de primera clase y paneles informativos en las playas y en las rocas, con un toque medioambiental sobre la función geológica de las rocas y las aves de paso de la zona. Y fruto de esa obsesión informativa que este año nos ha inundado, también en la calle Butiplaya sobre los restos romanos que en su tiempo hubo allí. Y nuevos negocios de alquiler de todo tipo de artilugios acuáticos: patines, motos, pal surf, …, todo sea para el disfrute y el consumo de los usuarios de la playa. Todo en conjunto le está dando a la Butiplaya un aire, como dice Jose, caribeño.  Si lo comparamos con el ambiente solitario, tranquilo y semisalvaje de otros tiempos, se puede afirmar aquello que en otros casos no es cierto pero en este sí: "el tiempo pasado fue mejor".
Las nuevas tecnologías también han hecho acto de presencia. Con una aplicación del móvil inteligente he podido medir con cierta exactitud la longitud total de las tres playas, desde las rocas hasta la punta del Chaparral: 2,4 km.


Y una última novedad en La Cala: la escultura de un burro, con la opción de subirse a él y hacerse la consabida foto de recuerdo, delante de la tenencia de alcaldía, por si no quedaba claro la pertenencia plena a Mijas.




jueves, 6 de junio de 2013

Adiós a José Luis Sampedro

Se fue José Luis Sampedro, calladamente, sin estruendos, dejando tras de sí la tristeza que refleja la fotografía en la playa de la Butibamba.
Como homenaje al que ha sido un ilustre habitante invernal de la Buti, dejo dos magníficos artículos de Luz Sanchez-Mellado ("Polvo enamorado") y Juan Cruz ("Aquel amigo que silbaba"), publicados, juntamente con la fotografía, en El País el 10 de abril del 2013.




http://cultura.elpais.com/cultura/2013/04/09/actualidad/1365503327_145500.html

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/04/09/actualidad/1365516831_911633.html

sábado, 24 de noviembre de 2012

El mismo mar, dos mares diferentes


Después de volver de la Buti, cada mañana me llego hasta la playa del Bogatell y contemplo el mar, el mismo que dejé en la Buti, pero que me resulta diferente. Cada día, con la complicidad del cielo, me ofrece un espectáculo nuevo, y gratuito. ¡Qué generosidad! Un día, azul intenso y cielo despejado. Otro, de color gris y girones de nubes. Un día, calmo y sereno, otro, agitado y turbulento. Mares como platos de sopa antes de meter la cuchara. Así todo el otoño, el invierno y la primavera, hasta que, en verano, vuelvo de nuevo a la Buti y me reencuentro con él. Es como si hubiera un mar de verano y otro de invierno. Descubro que el Mediterráneo, junto con Barcelona y Europa, son mis señas de identidad más apreciadas. Me siento un europeo meridional.

Y en el paseo marítimo de la playa del Bogatell, observo cada día personas que pedalean, andan y corren en traje deportivo. Se mueven arriba y abajo, a derecha y a izquierda. Parece que no quieren parar, no sea que les caiga algo encima, ¿qué puede ser? La verdad es que hay tanto que esquivar: horizontes laborales sin futuro, recortes sanitarios despiadados (no se te ocurra ponerte enfermo), restricciones educativas (¡ay! del niño que necesite ayudas para el aprendizaje), hipotecas asfixiantes, mesías que aseguran la solución de todos los problemas invocando una palabra, dictadores encubiertos por mayorías parlamentarias, mares de banderas alienantes,... Y en medio de este batiburrillo de gente que va y viene, he encontrado un poema de Kirmen Uribe escrito en el suelo del paseo marítimo, que es un canto a la playa: "No sé elegir entre el Mar y la Tierra. Vivo felizmente en la línea que los une. En esta cinta negra que mueve el viento"






miércoles, 1 de febrero de 2012

Estrenamos nombres de las calles

Este verano nos hemos encontrado con una pequeña sorpresa urbanística en la Butiplaya. El Ayuntamiento de Mijas ha completado el cambio de nombre de las calles, porque tengo entendido que se duplicaban con los de otras calles de Mijas Pueblo. Los nombres de siete provincias andaluzas, más Cáceres y Madrid han sido sustituidos por los de nueve pueblos de Málaga. Algunos de ellos con connotaciones históricas (Casabermeja) o naturistas (Fuente de Piedra). Así Jaén es ahora Humilladero, Cáceres es Fragiliana, Sevilla es Colmenar, Córdoba es Teba, Granada es Casabermeja, Madrid es Fuente de Piedra, Málaga es Mollina, Cádiz es Alozaina y Huelva es Almargen. El nombre de la urbanización ha sido asignado a la primera calle.
Aunque, con buen criterio, se ha mantenido en el extremo inferior de cada calle su nombre antiguo, ¿qué ha sido de los antiguos azulejos que las rotulaban en su extremo superior? Eran realmente interesantes y espero que no se hallen en manos de algún traficante de artesanía.
A lo largo de tres generaciones, durante las épocas de veraneo en la Buti, nos hemos identificado a través de la pertenencia a una calle determinada: “Esos son de la calle Córdoba”, cuesta imaginar el cambio, ahora son de la calle Teba. Supongo que la segunda y tercera generación seguiremos identificándonos con el nombre original (la primera está prácticamente desaparecida) y la cuarta comenzará a conocerse con los nuevos nombres.
Se cambia así una referencia utilizada desde hace 50 años, cuando diversos propietarios nacionales (muchos de ellos de Córdoba, por eso los taxistas antiguos de Fuengirola conocen la urbanización como "La Cordobesa") y algunos extranjeros, de Inglaterra, Suiza, Ecuador, etc. compraron su chalet en una urbanización recién construida denominada la Butiplaya, que incorporaba en los nombres de las calles algunos criterios realmente curiosos, como las cuatro provincias marítimas, que siguen el mismo orden y orientación geográfica que sus costas respectivas. En el extremo más occidental Huelva y a continuación, hacia oriente, Cádiz, Málaga y Granada, aunque entre Málaga y Granada se colara Madrid, por cierto la más ancha y la única ajardinada y con nombre de avenida, a pesar de sus escasos cincuenta metros, reflejo del centralismo desafiante de la época. Afortunadamente, el Estado de las Autonomías ha reconducido la situación.
Nuestra historia personal se forma con nombres que evocan imágenes y recuerdan experiencias y que se acumulan a lo largo de nuestra vida. Algunos nombres, con sus imágenes y experiencias, tienen especial relevancia porque se repiten constantemente y quedan grabados a cincel en nuestra memoria. Es el caso de los nombres antiguos de las calles de la Buti que, aunque no soy especialmente nostálgico, creo que no dejaré nunca de utilizarlos como referencia de pertenencia.








sábado, 15 de octubre de 2011

Homenaje a la bolsa de playa

Los abuelos sevillanos siempre veraneaban, excepto en contadas ocasiones, en Chipiona, el lugar preferido de muchos sevillanos para escapar del calor de la capital. Sus dos playas, Regla y el Pueblo, al igual que los dos equipos de fútbol, el Sevilla y el Betis y las dos Esperanzas, la Macarena y la de Triana. reproducen fielmente esa dualidad tan presente en la sociedad sevillana. En los años ochenta, nos desplazábamos durante 3 o 4 días de la Buti a Chipiona para estar con ellos, tendiendo puente entre el Mediterráneo y el Atlántico, entre la Buti y Chipiona. Y fue allí, en un bazar, cuando surgió el flechazo de la bolsa de playa a rayas blancas y negras, de rafia, con arandelas cromadas y cordón de algodón blanco.

Desde entonces nos ha estado acompañando fielmente en la playa de la Buti, conteniendo las cremas, las gafas, las llaves de la casa, los juegos de los niños. Punto de referencia en la playa: “-buscar la chipionera”, compañera inseparable de la sombrilla, las zapatillas y las toallas, testigo mudo de confidencias, enfados y cotilleos diversos y de cómo nos hacíamos mayores a través de estos 30 años, durante los cuales no hemos faltado un solo año a nuestra cita con la ahora anciana bolsa de playa. Si hablara, más de uno reiría, o lloraría.

Le ha llegado la hora de la jubilación. Las arandelas se han oxidado, los cordones han envejecido. Han caído los complementos, pero su cuerpo de rafia se mantiene entero. Seguirá dando servicio guardando las toallas y los bañadores durante el invierno, esperando vernos el próximo verano. La vida de la playa era demasiado para ella, ha sido sustituida por una joven bolsa de material sintético, serigrafiado, lavable y funcional. ¡Son los tiempos!

miércoles, 12 de enero de 2011

José Luís Sampedro y la Buti

Nos alegra saber que José Luís Sampedro continúa teniendo, a sus 93 años, una mente lúcida y una capacidad de análisis tan acertada como demuestra en la entrevista que, después de un buen almuerzo servido por el granadino Miguel, referencia gastronómica de la Buti, le hacen en El País. Pienso, alegremente, que esas cualidades intelectuales de José Luís Sampedro están, en parte, mantenidas por el plácido ambiente de la Buti, donde vive felizmente, y por su buen apetito, satisfecho por la buena cocina de la zona.

http://www.elpais.com/articulo/ultima/sistema/decadencia/historia/acaba/elpepiult/20101231elpepiult_2/Tes#despiece1

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Diario de playa

Lunes

Hoy se me ha ocurrido escribir un diario de lo que hacen la Butiplaya y sus residentes. La Butiplaya es la playa de la Butibamba, tiene vida propia. Podría habérseme ocurrido cuando llegamos y no ahora cuando sólo falta una semana para marcharnos, pero no ha sido así, la playa marca su propio ritmo y las actividades de sus residentes.

Martes

Hoy un vendedor ambulante ha vendido un reloj de pulsera a una señora delante de nuestras toallas. Un joven africano con aspecto de titulado universitario por alguna universidad de Lagos o Dakar, trato educado y vistiendo con elegancia ropas de corte africano, pantalones holgados y blusón estampados del mismo color. Por la noche venderá relojes y bolsos de imitación en el Paseo de la Cala, bautizado pomposamente como Feria de Artesanía por el Ayuntamiento de Mijas. Con la venta del reloj y alguna cosa más durante la noche podrá pagarse la comida y el alojamiento del día. En unos años, si tiene suerte, podrá regularizar su situación en este país, trabajando como camarero, como albañil o en el campo. ¡Qué paradoja! En su país han derrochado el dinero para formarlo y en el nuestro despreciamos sus conocimientos.

Miércoles

Hoy hay oleaje y el mar ha invadido la playa, llegando hasta el Paseo Marítimo. En el rebufo, las olas arrastran toda la porquería depositada en la arena por sus habitantes, colillas, cremas y residuos varios, originando una lapa sobre el agua que imposibilita el baño en unas condiciones higiénicas garantizadas, así que nos toca pasear arriba y abajo por las tres playas: la del Torreón, la Butiplaya y el Bombo, leer y mirar hipnóticamente el oleaje, a la espera de que mañana el propio mar recomponga su estatus natural. Mientras tanto, soportamos estoicamente los niños que, con la bendición de sus padres, juegan al fútbol en la playa, a pesar del escaso espacio disponible. Hay padres que consideran que sus niños, en vacaciones pueden hacer lo que quieran, por encima de las normas básicas de convivencia y respeto entre humanos. ¿Sólo durante las vacaciones? Me quedo con la duda

Jueves

Hoy el mar ha vuelto a la calma y, como siempre ha dejado a nuestra disposición una tierra de nadie llamada playa. Es la frontera, no es tierra, no es mar. De un lado el Mediterráneo, el gran útero materno de nuestra civilización. Del otro lado, la tierra litoral con la sierra de Mijas al fondo. La tierra, vida y muerte. Y en la frontera los bañistas contrabandistas, transgresores de las normas que rigen nuestras actividades habituales. En la playa transgredimos el pudor. El mar es el desnudo integral, la tierra el vestido convencional, y en la frontera ni una cosa ni la otra. También se transgreden los usos comerciales. Todo se compra y se vende sin garantías. Los africanos venden relojes y bolsos, los marroquíes ropa, los sudamericanos abalorios y artesanía, los asiáticos masajes y los nativos pasteles. Los compradores regatean sistemáticamente, aunque no es lo habitual en la vida cotidiana.

Viernes

Hoy se acaba la tranquilidad, vuelven del trabajo los que no están de vacaciones y aparecen familiares a pasar el fin de semana. Proliferan las sombrillas, los periódicos en la playa (ABC, Marca, Mundo, La Razón y Córdoba mayoritariamente) los grupos familiares y las tertulias en la playa con discusión, cerveza y patatas fritas incluidas. El vecindario de la Buti se enriquece, profesionales liberales, funcionarios y funcionarias de cierto nivel, comerciantes y propietarios/propietarias agrícolas. Hay esposas acompañantes discretas, otras no tan discretas y otras con fortuna propia heredada administrada por sus maridos, no siempre acertadamente. El “Frente Pijo” se dispone a desplegar sus armas: bañadores, complementos (sombreros, pañuelos, gafas) y joyas, alineados en la orilla, como una avanzadilla del poder. Y el baño donde se hace pié, no vayamos más adentro, eso es para locos. Atención especial merecen los extranjeros británicos, alemanes y franceses. Se les reconoce porque toman el sol en las tumbonas de los chiringuitos, no sacan un pié de la toalla cuando se tumban en la arena y tienen un libro al lado que leen de vez en cuando. Ah! Y no suelen hablar mucho entre ellos ni en voz alta.

Sábado

Hoy, y mañana, aparecen los no residentes, que se convierten en mayoría durante el fin de semana. Conglomerados de sombrillas, pertenecientes a varias familias, no solo abuelos, padres e hijos, también primos, novios, cuñados y vecinos. Interesante la figura del vecino, que complementa el concepto universalista andaluz de la familia y que a veces llega a ser más importante que los parientes Y todo tipo de comodidades, sillas, mesas, tumbonas y neveras portátiles repletas de viandas y bebidas. Parece que quieran trasladar sus casas a la playa. En algunos casos, auténticos campamentos de jaimas (estructuras con cubiertas de telas para conseguir sombra). ¿Influencia bereber? Es el nomadismo festivo de fin de semana. La playa es una feria de tanta variedad humana.