sábado, 20 de septiembre de 2014

NUEVA SORPRESA

     Que el pavimento y las canalizaciones de las calles de la Butibamba son un desastre y hay que renovarlos es un hecho cierto,. También lo es que algunos de los árboles plantados en sus calles durante estos cincuenta años de existencia de la urbanización están enfermos, pero otros, de diversas especies: ficus, acacias, pinos, palmeras, son hermosos y gozan de buena salud, por lo que habría que conservarlos en su sitio. Los árboles, junto con los edificios, imprimen carácter a las calles y forman parte de la memoria de sus moradores.
    Pero el Ayuntamiento de Mijas no opina así. En las dos primeras calles que ha remodelado ha arrasado con todos los árboles existentes y los ha sustituido por un número claramente inferior de escuálidos plátanos provocadores de alergias que tardarán bastantes años en dar sombra, y no creo que con la uniformidad que tienen lleguen a imprimir carácter a las calles. Un poco de diversidad en el arbolado hubiera sido de agradecer. Mijas será …. inmensa pero su ayuntamiento está demostrando ser provinciano y poco respetuoso con el arbolado de las calles de la Buti.
      Ah! Enhorabuena por hacer peatonales las calles una vez remodeladas, es un auténtico gozo recorrerlas sin la presencia agobiante de los coches.
     Hace dos años cambiaron los nombres de todas las calles, ahora eliminan los árboles ...Siento que están borrando parte de mi memoria. Dejo algunas fotos para el recuerdo.













   









viernes, 7 de febrero de 2014

OTRO VERANO EN LA BUTI

Llegamos a mediodía. La Butibamba sigue igual que siempre, como un gran barco varado en su playa. Una playa que, al contrario que la urbanización, por efectos del mar, sí cambia cada año, dibujando distintos perfiles cada vez. A algunos les deja 2 m. de playa y a otros les regala arena.
 Cada año hay más gente en la playa, y más neveras. Cada día aparecen más personas para pasar el día en la playa, es una forma de disfrutar del verano si no puedes o no tienes dinero para hacer vacaciones. Son efectos de la crisis. Sin embargo, los hijos de los primeros propietarios, y sus hijos, todos clase media acomodada, no parecen afectados por ella, continúan con sus costumbres, aunque a algunos se les ve más el plumero, la crisis ha destapado sus carencias, hábilmente disimuladas en épocas de bonanza.
El aumento de visitantes provoca efectos curiosos. Cuando estoy en el patio, o en la playa, observando el paso de gente por la calle o por la orilla, se produce un intercambio de miradas, ellos me observan a mí y yo a ellos. ¿Quién es el espectador y quién el espectáculo?  Por cierto, hemos tenido que desplazar nuestro asentamiento en la playa a una zona más solitaria, el aumento de visitantes y el empuje del mar hacían especialmente concurrida nuestra zona habitual.
Hay novedades en la playa: duchas y servicios higiénicos de primera clase y paneles informativos en las playas y en las rocas, con un toque medioambiental sobre la función geológica de las rocas y las aves de paso de la zona. Y fruto de esa obsesión informativa que este año nos ha inundado, también en la calle Butiplaya sobre los restos romanos que en su tiempo hubo allí. Y nuevos negocios de alquiler de todo tipo de artilugios acuáticos: patines, motos, pal surf, …, todo sea para el disfrute y el consumo de los usuarios de la playa. Todo en conjunto le está dando a la Butiplaya un aire, como dice Jose, caribeño.  Si lo comparamos con el ambiente solitario, tranquilo y semisalvaje de otros tiempos, se puede afirmar aquello que en otros casos no es cierto pero en este sí: "el tiempo pasado fue mejor".
Las nuevas tecnologías también han hecho acto de presencia. Con una aplicación del móvil inteligente he podido medir con cierta exactitud la longitud total de las tres playas, desde las rocas hasta la punta del Chaparral: 2,4 km.


Y una última novedad en La Cala: la escultura de un burro, con la opción de subirse a él y hacerse la consabida foto de recuerdo, delante de la tenencia de alcaldía, por si no quedaba claro la pertenencia plena a Mijas.