miércoles, 10 de noviembre de 2010

Diario de playa

Lunes

Hoy se me ha ocurrido escribir un diario de lo que hacen la Butiplaya y sus residentes. La Butiplaya es la playa de la Butibamba, tiene vida propia. Podría habérseme ocurrido cuando llegamos y no ahora cuando sólo falta una semana para marcharnos, pero no ha sido así, la playa marca su propio ritmo y las actividades de sus residentes.

Martes

Hoy un vendedor ambulante ha vendido un reloj de pulsera a una señora delante de nuestras toallas. Un joven africano con aspecto de titulado universitario por alguna universidad de Lagos o Dakar, trato educado y vistiendo con elegancia ropas de corte africano, pantalones holgados y blusón estampados del mismo color. Por la noche venderá relojes y bolsos de imitación en el Paseo de la Cala, bautizado pomposamente como Feria de Artesanía por el Ayuntamiento de Mijas. Con la venta del reloj y alguna cosa más durante la noche podrá pagarse la comida y el alojamiento del día. En unos años, si tiene suerte, podrá regularizar su situación en este país, trabajando como camarero, como albañil o en el campo. ¡Qué paradoja! En su país han derrochado el dinero para formarlo y en el nuestro despreciamos sus conocimientos.

Miércoles

Hoy hay oleaje y el mar ha invadido la playa, llegando hasta el Paseo Marítimo. En el rebufo, las olas arrastran toda la porquería depositada en la arena por sus habitantes, colillas, cremas y residuos varios, originando una lapa sobre el agua que imposibilita el baño en unas condiciones higiénicas garantizadas, así que nos toca pasear arriba y abajo por las tres playas: la del Torreón, la Butiplaya y el Bombo, leer y mirar hipnóticamente el oleaje, a la espera de que mañana el propio mar recomponga su estatus natural. Mientras tanto, soportamos estoicamente los niños que, con la bendición de sus padres, juegan al fútbol en la playa, a pesar del escaso espacio disponible. Hay padres que consideran que sus niños, en vacaciones pueden hacer lo que quieran, por encima de las normas básicas de convivencia y respeto entre humanos. ¿Sólo durante las vacaciones? Me quedo con la duda

Jueves

Hoy el mar ha vuelto a la calma y, como siempre ha dejado a nuestra disposición una tierra de nadie llamada playa. Es la frontera, no es tierra, no es mar. De un lado el Mediterráneo, el gran útero materno de nuestra civilización. Del otro lado, la tierra litoral con la sierra de Mijas al fondo. La tierra, vida y muerte. Y en la frontera los bañistas contrabandistas, transgresores de las normas que rigen nuestras actividades habituales. En la playa transgredimos el pudor. El mar es el desnudo integral, la tierra el vestido convencional, y en la frontera ni una cosa ni la otra. También se transgreden los usos comerciales. Todo se compra y se vende sin garantías. Los africanos venden relojes y bolsos, los marroquíes ropa, los sudamericanos abalorios y artesanía, los asiáticos masajes y los nativos pasteles. Los compradores regatean sistemáticamente, aunque no es lo habitual en la vida cotidiana.

Viernes

Hoy se acaba la tranquilidad, vuelven del trabajo los que no están de vacaciones y aparecen familiares a pasar el fin de semana. Proliferan las sombrillas, los periódicos en la playa (ABC, Marca, Mundo, La Razón y Córdoba mayoritariamente) los grupos familiares y las tertulias en la playa con discusión, cerveza y patatas fritas incluidas. El vecindario de la Buti se enriquece, profesionales liberales, funcionarios y funcionarias de cierto nivel, comerciantes y propietarios/propietarias agrícolas. Hay esposas acompañantes discretas, otras no tan discretas y otras con fortuna propia heredada administrada por sus maridos, no siempre acertadamente. El “Frente Pijo” se dispone a desplegar sus armas: bañadores, complementos (sombreros, pañuelos, gafas) y joyas, alineados en la orilla, como una avanzadilla del poder. Y el baño donde se hace pié, no vayamos más adentro, eso es para locos. Atención especial merecen los extranjeros británicos, alemanes y franceses. Se les reconoce porque toman el sol en las tumbonas de los chiringuitos, no sacan un pié de la toalla cuando se tumban en la arena y tienen un libro al lado que leen de vez en cuando. Ah! Y no suelen hablar mucho entre ellos ni en voz alta.

Sábado

Hoy, y mañana, aparecen los no residentes, que se convierten en mayoría durante el fin de semana. Conglomerados de sombrillas, pertenecientes a varias familias, no solo abuelos, padres e hijos, también primos, novios, cuñados y vecinos. Interesante la figura del vecino, que complementa el concepto universalista andaluz de la familia y que a veces llega a ser más importante que los parientes Y todo tipo de comodidades, sillas, mesas, tumbonas y neveras portátiles repletas de viandas y bebidas. Parece que quieran trasladar sus casas a la playa. En algunos casos, auténticos campamentos de jaimas (estructuras con cubiertas de telas para conseguir sombra). ¿Influencia bereber? Es el nomadismo festivo de fin de semana. La playa es una feria de tanta variedad humana.

martes, 9 de noviembre de 2010

El nombre Butibamba

El nombre con que se denomina la Butibamba está, evidentemente, tomado de la Venta La Butibamba, situada actualmente al lado de la autovía. Cuando la autovía solo era una carretera, y, por supuesto, no existía la gasolinera, la Venta era la referencia para el acceso a la urbanización y a la zona circundante: el camping, la colonia San Pedro y la torre de apartamentos.
Pero, ¿de donde proviene este nombre tan singular?. De acuerdo con un mosaico informativo enclavado en la pared de la Venta, los antiguos arrieros que paraban en ella a descansar (data del 1800) bebían el vino en recipientes o "botes" y cuando estaban ligeramente colocados utilizaban la expresión: !Qué "bamba" he cogido!. La conjunción de estos dos términos, según la información citada, ha dado como resultado la denominación "Butibamba".
Parece se
r que el término Butibamba se ha incorporado al lenguaje popular malagueño. El diario El País de 18/01/2000 publica un artículo sobre Juan Cepas, el lexicógrafo de la Butibamba, autor del Vocabulario popular malagueño, en el cual se recoge el término Plenty de la Butibamba como lo más de lo más, algo excelente. El origen del término se atribuye a las playas magníficas que con el nombre de la Butibamba se encuentran en Marbella. Pero, por más que he indagado, no encuentro referencias de que exista ninguna playa con este nombre en Marbella, por lo que cabe pensar que se están refiriendo a nuestra playa, que se encuentra en Mijas, no en Marbella.


miércoles, 14 de julio de 2010

Andrea se gradúa

De nuevo una butibambera es noticia en este blog. Andrea, desde muy pequeña, 5 meses, ha estado viniendo a la Buti en verano, a disfrutar del escalón y de sus amigas de la Buti. A lo largo de estos años ha forjado amistades con las que, aunque no se ven más que de año en año, permanece fuertemente unida por los recuerdos y las vivencias veraniegas. Épocas de esperas sufridoras por la vuelta nocturna de la niña de lugares remotos y tenebrosos (Fuengirola, Joe's, ...).
El pasado mes de Junio se graduó en Medicina, después de duros años de hincar codos y resolver dudas. Es su primera graduación, la segunda vendrá cuando acabe el MIR, la de médico es una profesión que no termina nunca.
La graduación se celebró en la Facultad de Medicina del Hospital de Sant Pau y asistimos a los consabidos discursos institucionales, pero también a actividades, todas ellas organizadas por las propias estudiantes, de una gran emotividad y "buen hacer". Ha sido una promoción muy musical, nos deleitaron con el Cant dels ocells, los Cantares y el Gaudeamus igitur. El juramento hipocrático fue leido al unísono por todas las graduadas y graduados, que algunos había. Y se hizo no cara a las jerarquías ni las instituciones, sino cara a los familiares, amigos y personal que asistía al acto, es decir cara a la sociedad civil. Fue un gran acierto.
Finalmente, y para celebrarlo, una comida en nuestro restaurante preferido y siempre acertado: Las Tres Encinas, con los asistentes a la ceremonia, Berta, Andrés, Xavi, Joaquin, Marta, Carmen y yo. Lástima que Alba no pudiera quedarse.

sábado, 22 de mayo de 2010

De nuevo en la Buti

De nuevo cuatro días de descanso en la Buti. La casa nos recibe joven y acogedora después de les reformas que han rejuvenecido su cuerpo, aunque las obras de la casa de al lado (pura envidia, creo yo) perturbaron nuestra quietud de otras visitas. Esta vez, como cuando anteriormente visitamos Bolonia, Tarifa y Ronda, venimos dispuestos a hacer turismo por algunos pueblos interesantes del entorno malagueño, aunque se encuentren algo distantes de la Buti.
El primer día tocó Antequera, donde nos sumergimos en el bosque de piedra de El Torcal. Nos asombraron las formaciones geológicas y la variedad y originalidad de la floración, Marta encontró una variedad de orquídea. Hicimos la ruta corta, de asombro en asombro. Después el dolmen de la Menga, impresionan sus piedras de hasta 2 m. de grueso y la solidez de la construcció. En el pueblo, una sorpresa gastronómica. Comimos en el Coso San Francisco un conjunto de platos originales, perfectamente cocinados, que nos permitió degustar una serie de sabores basados en fórmulas culinarias antiguas, generalmente de orígen árabe. Un servicio atento y la información y orientación de Charo, la patrona, nos hizo disfrutar de uno de los mejores momentos del día.
Y después el Desfiladero de los Gaitanes y el Chorro, angostura imposible entre farallones de sierra. Volvemos a la Buti bordeando los tres pantanos.
La Venta, como siempre, nos satisface a la hora de cenar con la sopa del cocido y el lomo de toda la vida. Antes de acostarnos, una buena sesión de partidas de Rumi. A Joaquín le excusamos algún día por la manía que tiene de estudiar a distancia (a su edad ....).
La siguiente etapa, Nerja y su cueva de las Maravillas, de tal grandiosidad que, aunque llena de turistas como nosotros, se podía admirar con cierta tranquilidad. Alturas increibles en unas cuevas, formaciones mágicas y la sala del Cataclismo, que nos hizo sentir la fuerza de un terremoto. Y en el pueblo el Balcón de Europa, terraza natural con vistas al mediterráneo, y la plaza principal con boda de guiris incluida.

Y la otra ruta, Casares, pueblo blanco enganchado a la montaña, calles blancas empinadas, el recuerdo constante de Blas Infante, naturaleza pura y lugares interesantes (castillo árabe, fuente de Carlos III, Baños de la Hedionada, ...). Un buen aguacero resfrescó el ambiente..
Como despedida, el último día, visita rápida a la catedral de Málaga y paseo obligado por la siempre viva y acogedora calle Larios, con degustación incluida de pescaito frito en El Piyayo.
De vuelta, oh! sorpresa de la naturaleza. El aeropuerto de Málaga queda cerrado al tráfico aéreo por los efectos de la nube de cenizas del volcán islandés de nombre impronunciable. Caos mental, posibles opciones: canje del billete para el día siguiente (o la semana), tren Málaga-Barcelona, coche de alquiler. Nos decidimos por esta última, conduciendo toda la noche hasta Badalona. Joaquín, Marta y yo, alternativamente, Carmen velando nuestra conducción, al final fué la que menos durmió.